Comunidad Seglar de
Cristo Rey
En pos del Reinado Social de Cristo
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Sobre la
Comunidad Seglar
De Cristo Rey
Somos una creciente familia de almas conformada por seglares comprometidos con su deber para con el ideal católico de la restauración de la Civilización Cristiana. Deber que encuentra en la doctrina social y política de la Iglesia los principios rectores de su militancia contrarrevolucionaria y su principal impulso conquistador.
No se edificará la ciudad de un modo distinto a como Dios la ha edificado; no se levantará la sociedad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar, ni la ciudad nueva por construir en las nubes. Ha existido, existe; es la Civilización Cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana, de la Revolución y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo.
PAPA SAN PIO X
Testimonios
¿Qué dicen los demás de nosotros?
F.A.Q.
Preguntas Frecuentes
Más sobre nuestra comunidad seglar
En la Comunidad Seglar de Cristo Rey no ostentamos ningún carisma o espiritualidad particular. Como cualquier fiel católico aspiramos a la santidad y hacemos uso de los medios que la Iglesia nos da para crecer en ella, pero centrándonos en nuestro DEBER como seglares para con la restauración de la Civilización Cristiana. Es en torno a este deber que nos reunimos en comunidades buscando fortalecer nuestra militancia contrarrevolucionaria en pos del Reinado Social de Cristo.
Al no pretender administrar ningún bien sujeto a la autoridad directa de la jerarquía eclesiástica ni ostentar novedad alguna en cuanto a doctrina o disciplina católica, la Comunidad Seglar de Cristo Rey no requiere ser erigida bajo ninguna figura jurídica contemplada por el derecho canónico, por lo que permanece como un grupo de fieles centrado en el cumplimiento de sus deberes enmarcados en lo señalado por el Código de Derecho Canónico:
225 § 1. Puesto que, en virtud del bautismo y de la confirmación, los laicos, como todos los demás fieles, están destinados por Dios al apostolado, tienen la obligación general, y gozan del derecho tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo; obligación que les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo.
§ 2. Tienen también el deber peculiar, cada uno según su propia condición, de impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico, y dar así testimonio de Cristo, especialmente en la realización de esas mismas cosas temporales y en el ejercicio de las tareas seculares.
Porque el deber seglar de restaurar el orden temporal plasmado en el derecho y magisterio de la Iglesia no supone iniciar por la creación de grupos parroquiales; lo que hay que reconquistar para Cristo Rey de las naciones no son tanto las realidades intraparroquiales como las de tipo social, político, económico, laboral, etc. Si bien es cierto el laico puede desarrollar actividades apostólicas en el campo parroquial no hay normativa alguna que obligue a tal actividad más allá de entendibles y justificadas recomendaciones; en este sentido, los miembros de la Comunidad Seglar de Cristo Rey tienen toda la libertad dada por la Iglesia de participar o no de las distintas espiritualidades, carismas o grupos parroquiales si así lo vieran conveniente. No se confunda esto con el deber de todo fiel católico de frecuentar los sacramentos dados por Cristo a su Iglesia como medio eficaz para alcanzar la santidad.
Aunque contamos con numerosos sacerdotes amigos, el apostolado que desarrolla la Comunidad Seglar de Cristo Rey no solo no requiere ser dirigido por algún miembro de la jerarquía eclesiástica, como ya se ha mencionado en total sintonía con el derecho canónico, sino que la doctrina que estudia y de la que parte no es otra que la plasmada de forma magisterial en la doctrina social y política de la Iglesia. En este sentido, nos limitamos a profundizar en aquellos documentos eclesiásticos con carácter vinculante para todos los fieles católicos y no tanto en las opiniones de particulares. De esta forma tenemos total seguridad de que lo aprendido es lo que enseña la Iglesia universal.
Cualquier seglar católico siempre y cuando lo solicite libremente luego de recibir una instrucción básica que le permita conocer a profundidad el modus operandi del grupo. Ahora bien, por una cuestión de sana convivencia, conviene mencionar desde ahora algunos puntos en los que estamos de acuerdo todos los que integramos este apostolado en aras de evitar molestas y ociosas discusiones distractoras.
- Profesar total fidelidad a la doctrina de la única Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo y desear ardientemente militar en pos de su Reinado Social partiendo de lo que la Iglesia exige en su doctrina social y política.
- Ser contrarrevolucionario (o enemigo de la Revolución, entendida esta como la inversión del orden querido por Dios). Revoluciones que podemos destacar: revolución protestante, revolución francesa, revolución comunista y la actual revolución cultural. Algunos ejemplos de posturas y doctrinas hijas de la Revolución en las que cae más de un católico pensando que no es incompatible con la doctrina social y política de la Iglesia: Liberalismo, nacionalismo (el liberal), conservadurismo, capitalismo liberal, libertarismo o libertarianismo, anarcocapitalismo, paleolibertarismo, alt rigth, democracia cristiana, socialdemocracia, nacional socialismo, comunismo y marxismo en general, entre otras.
- Amar profundamente al Santo Padre y a toda la jerarquía eclesiástica en razón de la dignidad y autoridad conferida por el mismo Cristo nuestro Señor. Sin embargo, por este mismo amor filial, rechazamos como un error contrario a la disciplina católica aquella postura que considera que todo lo que diga el Papa o algún miembro del clero demanda de ser aceptado sin chistar o que sea cual sea su actividad resulta siendo incriticable.
- Rechazar igualmente las formas vulgares, irreverentes e igualitarias (y por tanto revolucionarias) de crítica contra el Santo Padre o los miembros de la jerarquía eclesiástica ignorando la dignidad que estos consagrados ostentan. La resistencia del seglar al error (sujeta al juicio prudencial de cada uno) atiende no solo al tempus loquendi (tiempo de hablar) sino también al modus loquendi (modo de hablar) propio de la Civilización Cristiana que buscamos restaurar.
- No tener vínculo alguno con la FSSPX. Esto no porque odiemos a dicha fraternidad, simplemente porque lo bueno que podamos encontrar allí lo encontramos igual o mejor en otras realidades eclesiásticas sin los problemas canónicos que esta tiene y los conflictos doctrinales que ostenta como la promoción abierta de la duda respecto a la validez de los sacramentos novus ordo. Igualmente rechazamos las actitudes irreverentes y/o cismáticas de algunos de sus miembros.
Ninguno, la Comunidad Seglar de Cristo Rey, lejos de representar una carga más, constituye una ayuda eficaz para sus miembros en el cumplimiento de su deber para con la restauración de la Civilización Cristiana, ofreciéndoles una formación integral para el perfecto cumplimiento de sus deberes seculares (familiares, laborales, sociales, políticos, etc.) los cuales reconoce con carácter prioritario frente a cualquier actividad grupal de la comunidad. Esto es así ya que es en el ejercicio de las tareas seculares en donde se van reconquistando las realidades de orden temporal para Cristo Rey, y que, como ya hemos dejado claro, es el fin que persigue nuestro apostolado.
Los miembros de la Comunidad Seglar de Cristo Rey pueden participar del carisma o espiritualidad que mejor vean conveniente para sus vidas, sin descuidar, claro está, sus deberes seculares. De presentarse algún cruce de actividades se le deberá dar prioridad a nuestra comunidad a menos que libremente desee abandonarla.
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