Oh Dios de amor, Rey de la Eterna Gloria, que has establecido el Corazón divino de tu Hijo Jesucristo por Rey y centro de todos los corazones, haz, te suplicamos, que este Corazón Sagrado reine efectiva y eficazmente en toda la sociedad humana, para que por él se extienda por todo el mundo, informándolo y santificándolo, tu Reino celestial, que es, «Reino de Verdad y de Vida, de Santidad y de Gracia, de Justicia, de Amor y de Paz». Haz, pues, oh Padre Celestial, que los ideales, las aspiraciones, las preocupaciones, los deseos, los afectos, las delicadezas, las ternuras, los amores, las misericordias del generosísimo y pacientísimo Corazón de vuestro Hijo Jesús inspiren e informen las intenciones, los sentimientos, las actividades de la vida toda:
¡Que todos los ofendidos y maltratados aprendan del Corazón de tu Hijo a devolver bien por mal, a perdonar a sus deudores y a rogar por sus enemigos! ¡Que toda la sociedad humana redimida por la Sangre del Verbo Encarnado sea, en fin, inflamada con las mismas ansias que arden en la hoguera de caridad del Corazón de tu Hijo Jesucristo, Rey y Señor de todas las gentes! Amén.