(De los escritos de Santa Margarita María de Alacoque)
Reinaré a pesar de mis enemigos.
Daré a mis devotos todas las gracias necesarias a su estado.
Pondré paz en sus familias.
Les aliviaré en sus trabajos.
Bendeciré todas sus empresas.
Les consolaré en sus penas.
Seré su refugio seguro durante la vida y sobre todo en la muerte.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de misericordia.
Las almas tibias se harán fervorosas.
Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
Bendeciré las casas en las que mi imagen sea expuesta y honrada.
No dejaré morir eternamente a ningún devoto que se haya consagrado a mi divino Corazón.
Derramaré la unción de mi caridad sobre las comunidades religiosas que se pongan bajo mi especial protección y seré su salvaguardia en sus caídas.
Los que trabajen en la salvación de las almas lo harán con éxito y sabrán el arte de conmover los corazones más empedernidos, si tienen una tierna devoción a mi Corazón divino y trabajan por inspirarla y establecerla en todas partes.
Las personas que propaguen esta devoción recibirán por ello grandes recompensas y tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de él.
Prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos y mi Corazón será su seguro refugio en aquella hora.
Prácticas de Devoción
De la Comunidad Seglar de Cristo Rey
Celebrar con piedad la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús
Dedicar el primer viernes de cada mes al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente haciendo una fervorosa comunión reparadora.
Cada mañana, ofrecer al Corazón de Jesús las acciones del día.
Entronizar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en nuestras casas mediante un acto familiar de devoción.
Exponer allí donde sea posible y prudente una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.